Lunes: El árbol que da frutos
Lunes: El árbol que da frutos
Al Ahsa es una de las provincias más célebres de Arabia Saudita. Se caracteriza por lo que muchos conocen hoy en día como: “la súper fruta que sabe a manjar”. El dátil se parece a una pasa grande, tiene un sabor parecido al caramelo, pero con fama de saludable.
Es tan abundante la cosecha de dátiles en esta provincia árabe que ya batieron el récord Guinness de dátiles colocados en una misma bandeja, al lograr presentar un millón de estos frutos. ¿Por qué te hablo de esto? Porque los frutos siempre son importantes.
El lunes santo, Jesús se molestó cuando vio que un árbol de higuera que se encontraba en su camino de regreso a Jerusalén no tenía ningún fruto. Era un árbol frondoso, lleno de hojas, pero sin nada más que ofrecer.
Jesús tenía hambre y tuvo la esperanza de alimentarse de este árbol, pero cuando no le vio ningún fruto, lo condenó “por ser bonito por fuera, pero sin fruto por dentro”. Nadie, nunca, pudo comer de este árbol porque al día siguiente se secó.
Una situación similar reflejaba el templo de Jerusalén que era utilizado por los judíos como un mercado para intercambiar dinero y percibir ganancias injustas y deshonestas. Los judíos eran ese tipo de personas que creían estar bien con Dios, pero todavía estaban atados al mundo. Eran como el árbol de higuera: tenían muchas hojas, pero no daban ningún fruto.
Sin embargo, después de purificar el templo, Jesús decidió pasar todo el día ahí mismo. Sanó enfermos, enseñó del Evangelio y debatió con los fariseos. Preguntémonos: ¿Por qué Jesús estaba molesto, pero aun así decidió quedarse? Pudo haberse ido, impulsado por su enojo. Dejarlo todo tirado, sin dar mayores explicaciones. Pero Jesús volvió a quedarse. Decidió amarlos, antes que condenarlos, porque Jesús ama a quien corrige.
En este segundo día de la última semana de Jesús, reflexiona: ¿qué tipo de fruto estás dándole al Señor? ¿Son frutos que valen la pena y reflejan a Cristo? Aún es tiempo para empezar a cosechar la buena semilla del Evangelio en tu corazón.
CITAS BÍBLICAS:
Marcos 11:20
Por la mañana, al pasar junto a la higuera, vieron que se había secado de raíz.
Mateo 21:12-13
Jesús entró en el templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas. «Escrito está —les dijo—: “Mi casa será llamada casa de oración”; pero ustedes la están convirtiendo en “cueva de ladrones”».
Lucas 19:47-48
Todos los días enseñaba en el templo, y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los dirigentes del pueblo procuraban matarlo. Sin embargo, no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba con gran interés.